La pesca sostenible implica un manejo eficiente y consciente de los peces en el mar, evitando la sobrepesca, para que su población se pueda reproducir de forma adecuada, renovándose de manera continua, manteniéndose saludable y productiva.
La sobreexplotación de los mares y los océanos está dejándolos sin peces. Asà lo manifiesta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en uno de sus últimos informes, al tiempo que reclama un modelo de pesca sostenible para garantizar la supervivencia de las especies y la actividad pesquera.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) asegura en su informe Planeta vivo de 2018 que desde 1950 hemos extraÃdo de los mares casi 6.000 millones de toneladas de pescado y otros invertebrados, lo que convierte a la industria pesquera en la principal amenaza para la fauna marina.
Para que una pesca sea sostenible es imprescindible también, que se respete la estructura, productividad, función y diversidad de los ecosistemas marinos y los hábitats, minimizando los impactos sobre otras especies, prestando especial atención a las especies protegidas, amenazadas o en peligro; y tener una buena gestión que permita que la pesquerÃa se adapte a cambios en el medio marino y cumpla las leyes locales, nacionales e internacionales.
La sostenibilidad tiene que ver con el futuro
La sostenibilidad de una pesquerÃa es un proceso continuo. Después de ser certificadas, las pesquerÃas se reevalúan regularmente y muchas precisan llevar a cabo nuevas mejoras. La información cientÃfica también se completa continuamente y se anima a que las pesquerÃas desarrollen nuevas maneras de conservar los recursos marinos para las generaciones futuras.
Protege la fauna marina
La pesca sostenible respeta los ecosistemas marinos y se adecúa al ritmo reproductivo de los peces para mantener el equilibrio y garantizar la supervivencia de todas las especies.
Utiliza métodos selectivos
La pesca sostenible rechaza la captura indiscriminada de alevines y especies amenazadas o sin valor comercial.
Evita el despilfarro
En la pesca sostenible los ejemplares muertos se aprovechan para, por ejemplo, elaborar harinas y minimizar el desperdicio alimentario.
Contribuye a la seguridad alimentaria
La pesca sostenible a pequeña escala supone el 66% de todas las capturas destinadas directamente al consumo humano.
Genera empleos y es más responsable
La pesca artesanal sostenible emplea al 90% de la industria pesquera global y es la base del desarrollo de las pequeñas comunidades de pescadores.
Reduce la contaminación
La pesca sostenible genera menos residuos, minimiza el consumo de energÃa y reduce el uso de productos quÃmicos que dañan la capa de ozono.
Certifica la sostenibilidad de las capturas
En contraposición a la pesca sostenible se sitúa la denominada como pesca destructiva. Esta segunda utiliza métodos más agresivos —como la pesca por arrastre—, realiza capturas indiscriminadas y prioriza la productividad frente a la protección del medio ambiente. Además, aprovecha solo el 60% de cada captura y emplea gases contaminantes como los clorofluorocarbonos (CFC) y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC).
LA ACUICULTURA SOSTENIBLE
La crÃa de peces en cautividad, tanto en zonas costeras como de interior, es una actividad en auge en todo el mundo. La FAO considera que una estrategia de acuicultura sostenible se basa en estos seis principios:
Una justa remuneración a los acuicultores por su trabajo.
El reparto ecuánime de los costes y los beneficios.
La creación de riqueza y empleo de calidad.
Un modelo que garantice la seguridad alimentaria.
Una gestión medioambiental que beneficie a las generaciones futuras.
Un crecimiento sostenible y una correcta organización de las autoridades y la industria.